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Jesús también dijo: "Hubo una vez un hombre rico que utilizaba púrpura fina y ropas de vestir. Todos los días celebraba fiestas costosas. Y todos los días un hombre pobre llamado Lázaro era colocado en las puertas de la casa del hombre rico. El cuerpo de Lázaro estaba cubierto de llagas. Él tenía tanta hambre que quería comerse las migajas de la comida que caían de la mesa donde el hombre rico comía. Más allá, para empeorar las cosas, venían los perros y lamían sus llagas.