Jacob se rasgó sus vestiduras y puso saco sobre sus lomos. El lloró por su hijo muchos días. Todos sus hijos e hijas se levantaron a consolarlo, pero el rehusaba ser consolado. El dijo, " En efecto yo bajaré al Seol a llorar por mi hijo." Su padre lloró por el. Los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, un oficial de Faraón, el capitán de la guardia